viernes, 2 de marzo de 2012

Las Reseñas de Documentos Académicos




Es importante decir, antes de entrar en materia, que el siguiente trabajo se constituye en una propuesta de orden práctico que trata de responder a una inquietud acerca de cómo hacemos la lectura o las lecturas de los documentos académicos con los que nos encontramos en nuestro trabajo de profesores universitarios. En virtud de tal demanda presentamos esta propuesta que, en principio, nos ha llevado a pensar cómo leemos. Eso no quiere decir que nuestra respuesta esté diciendo una definitiva: así se debe leer. Ese asunto lo define cada lector; aunque, es posible, eso sí, que esta especie de herramienta permita orientar el ejercicio de leer e instaurar la exigencia de una disciplina que cada lector va construyendo e incluso se va auto-imponiendo en la medida que sabe o descubre que requiere introducirse en unos rituales y rutinas que se corresponden con su manera de organizar la vida; aunque, de todas maneras no se trata de buscar la manera de dejar determinados a nuestros lectores por la pauta que de aquí se derive.

Se presentan a modo de subtítulos las marcas de lectura, los apuntes o síntesis de lectura, los comentarios críticos y, las reseñas de lectura. Veamos:



  1. Marcas de lectura



En general, cuando leemos un documento, le vamos marcando, haciendo un conjunto de señas que trazan nuestros hallazgos en la lectura emprendida. Una manera muy común de proceder en tal tarea consiste en subrayar con tinta o resaltador, aquello que se sugiere como importante o digno de destacar. De allí que nos encontremos con huellas de lectura en los documentos privados y algunas veces en libros y revistas de propiedad  pública que, a cambio de sugerir alguna orientación –suponiendo que esta fuera necesaria-, dañan el documento o por lo menos le introducen elementos que afectan las siguientes lecturas, las más de las veces con rayones, asteriscos, interrogantes, líneas y hasta comentarios, entre otros símbolos de la lectura; es decir, con signos de insinúan mal gusto en la medida que deterioran los documentos y no dejan de ser una violencia a los lectores ulteriores. Es más, los subrayados que casi siempre tienen la intención de destacar lo más importante, según lo argumentan sus ejecutores, lo único que consiguen es  producir enmendaduras al texto, puesto que, en principio, todo el documento es importante.

Nuestra idea difiere de tal práctica en el sentido de intentar una propuesta en pro de la conservación de los materiales que sean leídos.

Es posible que ante tal pretensión se nos reclame por el carácter conservador de la propuesta pero también es dable el hecho de encontrar una sugerencia sencilla en favor de inventarnos (lectores y autor) una especie de código que promueva la constitución de una herramienta útil a modo individual y quizá más amplio, si así es aceptado, por nuestros estudiantes y colegas lectores.

Definamos, entonces, por Marcas de lectura, aquel conjunto de símbolos que trazamos sobre un documento escrito para señalar alguna característica especial que queremos destacarle, puesto que el mismo nos permite retomar la lectura realizada en el momento de escribir los apuntes del texto leído.[1]

Presentado lo anterior, aceptemos que nuestra propuesta es apenas germinal y no pretende establecer la última técnica de lectura ni nada similar. Se trata de una invitación a retomar esta iniciativa y cualificarla, de allí su publicación.

Avancemos reconociendo que las marcas de lectura siempre han de definirse en particular con cada lector y es de esperar que su cualificación sea dada en la medida que se haga cada lectura. De allí que nuestra presentación, que espera complementarse con otras visiones y versiones, sobre todo prácticas, posiblemente sugiera un marco restringido a la lectura de un tipo de documentos cercanos o propios de las ciencias sociales y humanas, como filosóficos y literarios. De todos modos nuestra restricción es más por defecto que por virtud.

Veamos entonces nuestras Marcas de lectura  y consideremos una última advertencia: al marcar el documento que usted lea, hágalo con lápiz, por ventura, más adelante volverá a encontrárselo y lo re-quiera leer; en ese momento podrá leerlo como si nunca lo hubiera hecho y eso es muy importante puesto que le permitirá un acercamiento menos prevenido en relación con sus contenidos; además, le concede la posibilidad de retomar sus Marcas y llevarlas a la libreta de apuntes o al computador para su ulterior procesamiento.

Las Marcas de lectura que utilizamos, se presentan a continuación en negrilla y se explica después de los dos puntos, el aspecto que pretenden señalar o marcar en el texto.

B: Nombre de un documento o libro. Se señala con este símbolo por tratarse de un dato bibliográfico.



D: Aunque la letra destaca que se trata del diccionario que levantamos del texto, la pretención no es que la señalemos porque no sepamos su significado y sea menester averiguarlo en un diccionario –aunque no se excluye tal posibilidad- Se trata de una palabra que no utilizamos en nuestro lenguaje habitual y amerita que la retomemos, que nos impongamos su uso después de la lectura.



I: Nombre de una institución. La escribimos con mayúscula en la medida que socialmente las instituciones comportan el sentido de la jerarquía por encima de las personas.



G: Denominamos así al nombre de un río, una montaña o ciudad entre otros de los tantos datos geográficos (esta es la razón de la letra G) que aparecen en cada escrito, incluye aquellos lugares imaginarios que presentan los autores en sus obras.



H: Dato histórico. De allí que sea la letra H. Aquí la pretensión apunta a señalar un hecho o acontecimiento que los historiadores hayan definido en sus trabajos, v.gr: la revolución industrial, la caída del muro, la batalla de Boyacá.



m: Metáfora. Los autores muy comúnmente construyen metáforas para destacar aspectos especiales del asunto que tratan. Distinguirlas es muy importante en nuestro ejercicio lector. Las señalamos con letra minúscula con el propósito de diferenciarlas de los datos mitológicos que ya referimos y de las marcas de productos del mercado.



F: Fecha. Se trata de aquellos momentos que el escritor considera útiles para definir aspectos relativos al tiempo en el que se mueve su objeto o asunto de consideración.



i: Imagen. En distintos apartes de un escrito nos llama la atención las imágenes descritas, las señalamos para considerar sus características o su aspecto general y alguna razón de la que nos valgamos para su explicación o, en todo caso, en función de señalar su impacto en nosotros.



] “     ”: Con un corchete que señale su tamaño, se marca de donde a donde va. Las comillas indican que se trata de una cita.



[      ]: Comentario personal. Muchas veces nuestros comentarios tratan asuntos que no necesariamente son pertinentes al escrito, pero nos sugieren tenerlos en cuenta y presentarlos ante una persona o grupo o para referirlo a propósito de una discusión de otra índole, etc.



n: Nombre de una persona. Se trata de la identidad de personas o personajes que aparecen en los escritos.



M: Mito o dato mitológico. Hace referencia a esa enorme cantidad de seres que han producido las diferentes culturas para dar consistencia a sus creencias a través de narraciones sobre dioses, semidioses, héroes o seres sobrenaturales.



C: Concepto. Siempre o casi siempre que un autor nos presenta la manera cómo concibe sus objetos o nos refiere cómo los conciben otros, nos dispone las “armas” con las que argumenta su escrito.



M: Marca o nombre con el que se distingue una empresa o  artículo ante otros de su especie.



Notará el lector que al hacer y/o usar este tipo de herramientas, es posible adelantar niveles de interpretación en la medida que después de la lectura realizada y establecidas sus marcas, separemos todas aquellas de la misma característica, por ejemplo: ¿Qué fechas refiere el escrito? Estas marcas nos sugieren el tiempo en el que se resuelve lo que da a pensar el mismo. ¿Qué datos geográficos? Remite a la geografía de la obra en cuestión. Etc. (Ver anexo).



  1. Los Apuntes



Además de las marcas, hacemos apuntes. La palabra apunte nos sugiere de entrada dos ideas: la de objetivo sobre el que o hacia donde se apunta y la del trabajo que hacemos con el utensilio de punta con el que trabajaremos, el lápiz o con otro que es denominado de tal modo aunque no sea punti-agudo, el puntero del computador o llamado también el apuntador. En nuestro caso los apuntes son otra huella de los hallazgos que hagamos como lectores.



La diferencia entre las marcas y los apuntes consiste en que las primeras refieren lo que está escrito (una fecha, un dato histórico o geográfico, un nombre, etc.) salvo la marca de los corchetes: [      ] y los apuntes, a lo que hemos  leído. En la marcas destacamos aquello que el autor ha hecho porque nos conduce por lugares conocidos o categorías cuya presencia es vigente en cualquier escrito.  En cambio, los apuntes, aunque aún muy cercanos a lo que está escrito, son producción del lector; se trata de las síntesis que va realizando para cada párrafo de lectura realizada. El trabajo es intenso pero permite garantizar mayor apropiación lectora.



Con las síntesis se hace, en primera instancia, un permanente ejercicio de levantamiento de una suerte de guión lector, en la medida que se avanza en la construcción de una memoria de lo  que se ha leído y, consecuentemente, se incrementa la posibilidad de comprensión lectora puesto que quien ha leído un párrafo y puede decir de modo sintético que es lo que leyó y  apuntarlo, cuenta con herramientas suficientes para avanzar en los párrafos siguientes hasta culminar la lectura de que trate.



A propósito cabe recordar que es muy común encontrarnos con estudiantes y profesores que avanzan en la lectura de un documento y después de haber leído varios párrafos “confesar” que no han entendido desde el principio lo más mínimo. La pregunta que nos planteamos es ¿por qué continuaron a un segundo párrafo si no entendieron el primero y por qué razón continuaron así con el tercero y bregando, a fuerza de voluntad únicamente, han leído uno y hasta varios libros?



Leer no se puede reducir a un asunto moral: hay que leer porque leer es muy bueno. Leer es también trabajar en pro de nuestra cualificación, nuestra felicidad, nuestro crecimiento cultural o espiritual. Implica, entonces, captar las ideas que nos dispone cada escrito, sea un verso, un poema, un cuento corto o uno de tantos otros asuntos que le leemos a la vida y no necesariamente se nos presentan como un texto escrito, pero en este caso se trata de escritos que van diciéndonos sus ideas poco a poco y poco a poco vamos hilvanando, retejiendo a través de síntesis. El hecho es que cada párrafo sea comprendido en un ejercicio de construcción de sus síntesis, que hagamos tales síntesis a cambio de subrayar lo más importante y que, como ocurre en todo ejercicio, aprendamos a hacer síntesis, construyamos la memoria, mapa o guión de nuestra lectura de una manera tal que podamos prescindir de lo que ya leímos y que con nuestros apuntes demos cuenta de qué es lo que dice o de qué trata el texto leído.



Aclaramos, sin embargo, que la síntesis difiere de lo que se ha dado en llamar un resumen en el ámbito escolar: hacer una tarea que use menos palabras de las que se encuentran en un escrito del cual se usan algunos apartes, independientemente de su coherencia, donde lo que importa es ¡hacer la tarea! Es más, hacerle la tarea a un profesor que la ha im – puesto para orden –ar – nos. Para decir o para hacer sentir que tiene fuerza y poder sobre quienes han de realizarla y al que se le responde cortando, copiando y pegando.



Nuestra propuesta de síntesis consiste en captar la idea leída y decirla con menos palabras intentando no introducir interpretaciones en su elaboración. Ceñirse a responder ¿qué dice el texto en cada párrafo? y no ¿qué quiere decir? responder qué dice el texto en un esfuerzo por usar el mínimo de palabras y el máximo de su aprovechamiento para captar el sentido del texto leído. Se trata del establecimiento de una memoria de lo que hemos leído, que al final nos recordará aquello con lo cual habremos de encontrarnos con el autor o su obra y, habiéndolo leído como habiéndolo oído, discutir las diferencias encontradas para pensar nuevas ideas o lo que es lo mismo: Leer las diferencias, escuchar las diferencias para poder encontrar-nos. Esto es, para asumir las posibles transformaciones de la subjetividad que tenemos o de nuestra identidad: la formación que nos ha entregado la lectura. 



Después de la lectura, es decir, de la elaboración de todas las síntesis necesarias para comprender el texto en cuestión, haremos una síntesis con todas las síntesis realizadas como insumo.



Siendo así contamos con un material que, combinado - aunque inicialmente su separación aparente el ejercicio anatómico que repudiamos hacer para los estudios – es, sencillamente, el análisis o estudio de sus partes el cual nos reclamará la elaboración de una síntesis de todas las síntesis o síntesis general del texto leído. De hecho contamos ya con las herramientas suficientes para anotar los temas destacados por la combinación de las marcas de lectura y las sugerencias temáticas que nos van haciendo las síntesis de cada párrafo. Esa acción de señar (marcar) y señar una y otra vez, es lo que llamamos con fines eminentemente didácticos: re – señar pero no es una reseña aún.



Faltan nuestros comentarios críticos y también refieren al proceso de producción de una reseña.



  1. Los Comentarios Críticos.



Efectivamente, este es el producto requerido para la elaboración de una reseña pero aún le falta  cuestión, le faltan aquellos interrogantes que nos surgen, nuestra manera de enfrentar, afrontar, confrontar. Ello implica decir que, en tanto el trabajo carece de la introducción de nuestros comentarios críticos, esto es, de presentar lo que pensamos a partir de nuestros criterios puesto que la crítica es la expresión del pensamiento desde una perspectiva fundada en criterio o concepto, apelando a la cultura que constituye nuestra subjetividad, es menester comentar. Co – mentar, decir con otro.



En este decir y decir de uno y otro lado e incluso invitar a otros a decir, se hace el co-mentario.



Aquí se exponen los distintos puntos de vista y han de quedar evidentes, aún si solo fueran una insinuación. Estos se han de so-pesar (medirlos bajo el criterio del peso) y se sopesan con el ánimo de proponer su valor, el valor de cada uno y el comparado entre los distintos valores. Serán evidentes también los valores o principios o fundamentos o conceptos de los que se ase el lector respecto de los temas que está tratando el material que lee y la cultura que dispone el material en cuestión como el lector para hacerlo. Es crítico un comentario en la medida que salen a relucir del encuentro entre los decires, los criterios o posturas de las partes que se encuentran.



Dicho de otro modo, la crítica es una postura que se define frente a una idea o práctica determinada a partir de los criterios que desde una cultura, la mide o estudia. Criticar es, entonces, estudiar, confrontar nuestro punto de vista en relación con otro u otros puntos de vista y, de todos modos, afectar nuestros criterios. Alterar nuestra subjetividad. Criticar es asumir la formación.



Las Reseñas serían – consecuentes con lo dicho- la labor de un lector que hace unas señas o señales que estudió: las marcas de lectura; luego otra señas: las síntesis; después otras: la discusión o el enfrentamiento entre los criterios que leemos y aquellos que agenciamos. Práctica que sustenta y constituye un punto de vista.



  1. Las Reseñas.



Trata de una presentación, la de nuestra lectura, digámoslo a modo de ejemplo: Yo, fulano o fulana de tal, he leído un texto que dice un asunto X, de este se pueden destacar tales aspectos los cuales son tratados de la siguiente manera… Llama la atención en este o aquel sentido… Al respecto me surgen tales interrogantes preguntas o inquietudes y dado lo que está dicho por el texto leído, se sugieren estas respuestas o afirmaciones a las cuales queremos presentar nuestra perspectiva, nuestra distancia, aquello que nos hace diferentes. Es más, viendo el contexto de producciones de esta índole le cabe tal o cual interrogante, amerita tal comparación… Es importante tener en cuenta que el documento leído se constituye en un aporte al estudio de… etc.



Insistimos en la invitación a hacer el ejercicio que recurre a estas Marcas de lectura, puesto que nos anima saber que un código más construido, puede acercar a las comunidades de lectores a pensar y escribir. A establecer los apuntes al modo de síntesis que de veras lee lo que dice un documento antes que inventarse cualquier otra idea que decir que el texto dice aquello que el lector cree qué quiere decir. A presentar nuestros puntos de vista, interrogar, poner en cuestión aquello que dice el texto y, finalmente, enseñar las posibles respuestas o hipótesis que podemos sugerir, sencillamente, los interrogantes que se puede hacer con una nueva lectura o en relación con otras, etc.



De otro lado y correspondiendo - como es apenas razonable - al tema práctico que estamos tratando, no podemos olvidar dos referencias que siempre han estado presentes en este ejercicio. En primer lugar, el ensayo Sobre la Lectura de Estanislao Zuleta, el cual acogemos porque además de la sencillez de su exposición, trata de la lectura de una especie de teoría de la lectura que el autor muestra, dados sus hallazgos en la obra de Federico Nietzsche. La segunda referencia, es la Experiencia de la Lectura, una obra de Jorge Larrosa que, en definitiva, - y sin proponerse realizar asuntos definitivos acerca de la lectura- alcanza aquello que de distintas maneras argumenta el autor: que la lectura no da lo que se debe pensar. Da lo que se debe: pensar.



Esperamos que para un futuro cercano sea posible ampliar o, de todos modos, cualificar esta propuesta a partir de los comentarios que hagan nuestros lectores.



Bibliografía



ZULETA, Estanislao. Sobre la lectura.

LARROSA, Jorge. La experiencia de la lectura.

NIETZSCHE, Federico. Así Hablaba Zaratustra.





[1]La idea que aquí se presenta está dirigida a aquellos lectores que leen en el sentido estricto del término, tal como lo propone Federico Nietzsche en Así Hablaba Zaratustra, es decir, asumiendo que la lectura es un trabajo y no un pasatiempo u otro consumo. El que escribe lo hace para el que escribe –dice Nietzsche-, esto es, que el lector al leer sabe que culmina su labor lectora cuando hace un escrito y no cuando cierra el libro. A ese lector que va a escribir, refiere esta invitación. Cfr. ZULETA, Estanislao. (Colombia, 1994). Sobre la Lectura. En: Elogio de la Dificultad y Otros Ensayos. Fundación Estanislao Zuleta.

Listado de Películas

Listado de Películas[1]

      1-  Mente brillante

2-  Educando a Rita.

3-  Instintos.

4-  Mirando hacia el futuro.

5-  El muro.

6-  La noche de los lápices.

 9-  La sociedad de los poetas muertos.

10- La lengua de las mariposas.

11- Tesis.

12- Los coristas.

14- La vida es bella.

15- Los niños del cielo.

16- El señor de las moscas.

17- La guerra por el fuego.

18- El silencio de los corderos o de los inocentes.

19- Campeón.

20- La naranja mecánica.

21. En el nombre del padre.

22- El nombre de la rosa.

23- 1900 novecento.

24- Asia cruel insólita e insospechada.

25- Nacido para matar.

26- Alas de libertad..

27- Un lugar sin límite.

28- Amores perros.

29- Todo sobre mi madre.

30- La mala educación.

31- Los pecados del padre amaro.

32- Los edukadores.

33- El bueno, el malo y el feo.

34- Las urdes (buñuel).

35- Viridiana.

36- La amante del rey.

37- Nómadas del aire.

38- Machuca.

39- Estomago.

40- Un oso rojo.

41- El amor es más frío que la muerte.

42- Más allá del bien y del mal.





[1] Es importante hacer dos consideraciones de este listado películas: Una, su selección se corresponde con una especie de encuesta informal realizada a diferentes grupos de maestros colombianos y dos, cada una de estas películas cuenta con ficha técnica e incluso reseñas y críticas que pueden servir de referente a los estudiantes dado que son de fácil acceso vía internet en diferentes páginas web. Obviamente, ninguna de estas será copiada para evitar el posible efecto formativo del ejercicio, en función de argumentos de diversa índole económica de tiempo, pensamiento u otro.