lunes, 27 de febrero de 2012

Una propuesta de modelo pedagógico en la Uceva: los aconteceres de La práctica pedagógica y el acontecimiento pedagógico universitario

El acercamiento a la definición conceptual de los Modelos, específicamente de los Modelos Pedagógicos, da cuenta de esfuerzos permanentes por ofrecer explicaciones de mayor o menor profundidad en los planteamientos que dispone el asunto, práctica u objeto del que traten; estos se pueden utilizar como referente más o menos cercano a una experiencia del conocimiento, esto es, a un concepto, el cual, de algún modo sugiere evidenciar la esencia de las  acciones a las que refiere el mismo (el concepto), en términos prácticos.


En este caso el concepto es Modelo, entendido como un instrumento que permite observar la realidad en un esquema que evidencia la multiplicidad de fenómenos, eventos u objetos presentes  en el escenario de intereses específicos, llámense éstos, la actividad productiva, la dirección política de la sociedad, la orientación religiosa, la impronta cultural, la atención a las comunidades o el ofrecimiento de opciones en el campo de la educación, nos muestra el camino hacia construcciones y explicaciones del acontecer de la sociedad de la cual hacemos parte.[1]

Es necesario, entonces, tener presente que al tratar de ubicar los fenómenos de la realidad y todas sus interrelaciones, en un instrumento predeterminado, el Modelo, se corre el riesgo de simplificar esa realidad que se pretende esquematizar y de que el intento de explicación de sus componentes, de las causas de su comportamiento y de los efectos de su actuar, se quede en sólo referencias superficiales generadoras de  imprecisiones en algunos casos o desviaciones de la real existencia de elementos  constitutivos de la esencia del objeto, dado el referente del que se vale el sujeto de observación y su accionar.

Con frecuencia, el Modelo trata de hacer más entendibles o si se quiere, menos complicada la captación de la realidad, consiste en una forma de su reducción mediante la mutilación de contenidos que, a juicio de quien trata de establecerlo, no corresponden a lo fundamental, en razón a que  su visión se orienta a aspectos -definidos por él- como de mayor trascendencia, pero que pueden resultar ineludibles desde otras  perspectivas o, por lo menos, no excluibles. Dicho de otro modo: lo esencial y lo fundamental se corresponden con el punto de vista y no con el objeto en cuestión sea más o menos complejo. Dejan ver la manera como el sujeto que estudia asimila con su cultura aquello que estudia. Lo esencial y lo fundamental son rasgos de su cultura y no características de “su” objeto. Es una suerte de juego de síntesis limitado a una cultura determinada (la del sujeto que estudia).

En este tipo de ejercicios o juegos de síntesis, que implican y explican una economía de la lectura en donde las funciones laborales obligan a leer varias perspectivas Educativas y Pedagógicas, han caído las Prácticas Pedagógicas; es más, hoy es exigido saber (en función de la economía dicha) cuál es el Modelo Pedagógico en el que se circunscriben los menesteres, ora profesionales en el ejercicio de la docencia, ora institucionales, cuando la institución ha de hacer explícito no solo cuál es su Modelo Pedagógico sino, además, caracterizarlo y  poner sus elementos a funcionar; es más, se han de demostrar sus fundamentos, sus modos de implementarlo e incluso las maneras de detectar sus vicios y virtudes.

Se trata de los Modelos Pedagógicos. En el ámbito de tal discusión en Colombia se pueden encontrar distintas referencias que agencian una pluralidad de concepciones de Modelo Pedagógico (Rafael Flórez, Mario Díaz, Julián de Zubiría, Elvia María Gonzáles Agudelo), mediante la que maestros, administradores, investigadores en función de resolver diferentes tipos de problemas, asumen el ejercicio académico e intentan esclarecer en el mismo, una Temática (?), Campo (?), Teoría (?) Ciencia (?) Tecnología (?). Una espacialidad dada a pensar una plétora de prácticas y argumentos que en todo caso resultaría difícil de esquematizar y por lo tanto de llegar a un concepto plenamente terminado y definitivo; de todos modos ese es el problema de todo ejercicio del pensamiento que trata del establecimiento de las verdades de, como se dice en la filosofía, Lo Real; más aun cuando las Cosas de Lo Real transitan por áreas del conocimiento que tienen que ver con los pensamientos, discursos, comportamientos, actitudes, actividades de las sociedades, la comunidad académica, los  docentes, estudiantes y directivos y sus relaciones al interior de los Campus Universitarios y, con sus influencias externas que incluso se construyen en el Terreno Virtual o bajo parámetros escurridizos al pensamiento como es aquel que relaciona la actividad educativa (el negocio de administrar instituciones educativas o de ser uno de sus dueños) con la burocracia de las instituciones estatales relacionadas con la educación en muchos casos donde lo último que cuenta entre los privilegios es la educación o la formación, etc.

No obstante lo enunciado, es necesario estudiar las explicaciones sobre lo que se ha de entender por Modelo y por Modelo Pedagógico.

 Rafael  Flórez, define el modelo como:

Un instrumento analítico para describir, organizar e inteligir la multiplicidad presente y futura, la mutabilidad, la diversidad, la accidentalidad y contingencia fácticas que tanto han preocupado al hombre desde siempre, desde su empresa de control del caos, el azar y la indeterminación irracional.

Una vez ubicados  en un concepto de modelo es posible acercarse de igual manera a lo que se entiende por Modelo Pedagógico; Julián de Zubiría[2], establece una diferenciación entre currículo y Modelo Pedagógico, este último privilegia la reflexión en torno a los propósitos, contenidos y secuencias, mientras el currículo incluye los Fundamentos de la Metodología, los Recursos y la Evaluación. En un Modelo Pedagógico se establecen  los lineamientos sobre cuya base  se derivan posteriormente los Propósitos y los Objetivos que fundamentan una particular relación entre el Maestro, el Saber y el Alumno, estableciendo sus principales características y niveles de jerarquización.

Flórez también define el Modelo Pedagógico como aquel[3] que se  orienta hacia reglamentar y normativizar el proceso  educativo, definiendo ante todo: ¿qué se debería enseñar?, ¿a quiénes?, ¿con qué procedimientos?, ¿a qué horas?, ¿bajo qué reglamento disciplinario? para moldear ciertas cualidades y virtudes de los alumnos. Pero también es presentado por él mismo, como la representación de formas particulares de interrelación entre los Parámetros Pedagógicos. Estos Parámetros definidos por unos interrogantes básicos a ser respondidos, introducen cuestiones como: ¿qué tipo de hombre interesa formar?, ¿cómo o con qué estrategias técnico-metodológicas?, ¿a través de qué contenidos, entrenamientos o experiencias?, ¿a qué ritmo debe  adelantarse el proceso de formación?; y  ¿quién predomina o dirige el proceso, si el maestro o el alumno? Y termina afirmando que se  llamará Modelo Pedagógico a las categorías variables que se articulan e interrelacionan con diferentes énfasis, de acuerdo con los valores que asumen en cada construcción teórico-pedagógica, dando origen a múltiples combinaciones dinámicas. Puntualmente, los parámetros  a tener presente y que hacen parte de los Modelos Pedagógicos, son: Metas, Contenidos de Enseñanza, Relación Profesor-Alumno, Métodos, Conceptos de Desarrollo y Tipo de Institución.

En definitiva, el Fundamento o la Filosofía de la Formación, el Concepto de Desarrollo, el Concepto de Maestro, el Método y los Contenidos, en las perspectivas anotadas, amén de la Evaluación que aunque planteando otra perspectiva, abona o complementa Mario Díaz en la medida de establecer una propuesta de los elementos constitutivos del Modelo Pedagógico.

Estos permiten establecer una propuesta que la en una institución universitaria específica, la UCEVA es considerada por un par de profesores quienes apuntan al establecimiento de una propuesta a desarrollar en su interior y, en tal sentido, al plantearse la pregunta por el Modelo Pedagógico, apunta a resolver por lo menos cinco interrogantes:

a.     ¿Qué tipo de Ser Humano u otro Sujeto se desea formar?
b.     ¿Cuál es el Proceso de Desarrollo que se evidencia en los procesos formativos?
c.      ¿Cómo o a través de qué Estrategias Metodológicas se pretende tal formación?
d.     ¿Cuáles son los contenidos, entrenamientos o experiencias que requiere la propuesta de formación que se asume?
e.     ¿Cuáles son las relaciones que establecen los actores implicados en la formación?
f.       ¿Cuáles son los conceptos o teorías que orientan la formación?

Además, los Aconteceres Pedagógicos, es decir, aquello que ocurre en la cotidianeidad de cada práctica de clase, curso, seminario, asignatura y otros nombres que ganan las diferentes actividades académicas, son el sustrato o la materia real a la que refiere este Modelo Pedagógico y, en la UCEVA, el mismo expresa aún prácticas que optan por la supremacía de la autoridad del maestro y en este sentido la producción y reproducción de relaciones jerárquicas de los sujetos ante el conocimiento (el profesor sabe más y por lo tanto vale más que el estudiante en la estructura jerárquica) y del conocimiento mismo (vale más una actividad o programa académico que otro); prácticas que optan por la memoria como único recurso para acceder al conocimiento; menosprecio por los valores de la cultura científica, técnica, filosófica, artística y literaria en su carácter cambiantes, falibles y asumidos como verdades totales o con desconocimiento de su cualidad derivada del rigor del pensamiento independientemente del carácter de su sistematicidad.

Un conjunto de prácticas que, aun permaneciendo en la institución, tiende a alterarse dada la apropiación de estos y otros conceptos en tanto reformulaciones que la actualidad de la intromisión estatal en los designios de la educación superior en Colombia y en función de argumentos tales como la calidad, el mercado, la globalización y la seguridad, hace cada vez más exigidas y, en particular, las características que pretenden la calidad y la imponen por la vía jurídica, instituyendo conceptos y sobre todo obligando el ejercicio de prácticas tales como la flexibilización, la implementación de la oferta académica en el sistema de créditos y en la perspectiva de una formación signada por competencias profesionales más o menos explícitas, sobre todo, porque los talleres de resignificación de las políticas académicas[4] de la institución a partir de los principios de participación, inclusión y autonomía académica abordados por la comunidad académica institucional, sugieren la existencia de condiciones de posibilidad para la transformación y, por lo tanto, el arribo a nuevas perspectivas como reformulación de paradigmas.

El acontecer o mejor, los Aconteceres Pedagógicos, referidos a la cotidianidad del desarrollo de las Actividades Académicas, las cuales tienden a diversificarse respecto del formato curso o asignatura que depende en términos generales de la presencia de profesores y estudiantes y, los Puntos de Encuentro[5] de la UCEVA como los Acontecimientos del Pensamiento: las publicaciones que han venido poco a poco produciendo unas reflexiones académicas que van caracterizando una Identidad Institucional, sea que ésta se derive de las temáticas, de las formas de la escritura, de las disciplinas académicas a las que recurre, de los discursos visuales que producen sus ediciones, de los diferentes niveles de profundización investigativa, de las relaciones entre todos estos elementos, en fin, de una especie de correlato, de un referente más genérico de la producción académica y de algún modo, la característica pedagógica de la institución.

Tenemos, entonces, que los Aconteceres Pedagógicos (el conjunto de Actividades Académicas en los cuáles se acentúan los procesos de formación profesional, aún, incluyendo aquellas relacionadas con la Proyección Social y la Investigación) y los Acontecimientos Pedagógicos, como las resultas de la reflexión e investigación dadas al público en los Debates Académicos (de apariencia extra), incluso las temáticas dadas en las publicaciones, al modo de Puntos de Encuentro, son las radiografías de la formación que produce y está en vistas de producir la UCEVA y permitirían, en doble dimensión, evidenciar “su” - se trata de una propuesta - Modelo Pedagógico; es decir, su Dispositivo de la Formación.

Para los aconteceres el modelo pedagógico se espera que sea integrado, pero, aunque  se ha detectado que aún  es agregado, esto es, que los conocimientos o la cultura que se tramita en los procesos de enseñanza, impiden la comunicación con la cultura extraescolar y aprovechando las necesidades de transformación de la oferta académica, dada la directriz jurídica derivada del decreto 2566 y los subsiguientes que obligan la implementación de los programas académicos en estructuras flexibles y bajo la modalidad de créditos, la institución se asumiría – si acepta esta propuesta - en un momento de transición de un Modelo Pedagógico Agregado (MPA) a un Modelo Pedagógico Integrado (MPI); a tal período de transición, que habrá de trazar unas cotas de tiempo máximo y mínimo acordadas por los integrantes de la comunidad educativa en términos de semestres o años, se le denomina si así es aceptado Modelo Pedagógico Integrante (MPi)[6].

En cuanto a la segunda dimensión del Modelo Pedagógico, los Puntos de Encuentro, aún se avanza sobre un informe más preciso, el cual depende de la revisión de las prácticas de formación específicas: una, la relativa a seminarios, foros, conversatorios u otros eventos académicos que la institución realiza y la segunda, las publicaciones; ambas han de evidenciar los distintos puntos de encuentro, que definirían el carácter identitario de la formación en la UCEVA o en cualquier otra institución que “se le apunte” es decir que lo acoja, según refiere el dicho popular .

Pasar de un Modelo Pedagógico Agregado (MPA)[7], con todas sus características, sus limitantes para garantizar una formación de trascendencia a los individuos, sus expectativas de desarrollo, desde y para los sujetos actores de la universidad,  requiere de un proceso, que no por estar claramente definido, se pueda pensar que es garantía de cambios significativos y definitivos en el acontecer de la academia; cabe esperar que se evidencien  transformaciones importantes en  los diferentes componentes del modelo presente en la actualidad, a otro nuevo, no necesariamente predeterminado, pero que estará cerca de lo que se califica como  un Modelo  Pedagógico Integrado M.P.I.

Este proceso pasará por tres etapas, definidas con fundamento en las actitudes, aptitudes y desarrollos de carácter académico de los profesores. La  propuesta se consolida en admitir que habrá un primer período donde se desarrolle el hablar, entendido como la posibilidad de que todos los miembros de la comunidad académica de la UCEVA sientan que pueden hablar sobre cualquier  evento, tema, acción relacionado con la institución, los campos de saber, los avatares de la vida cotidiana, entre otros, sin que haya temor a represalia alguna, es más: tal  hablar va generando un ambiente de respeto y confianza por la palabra propia y la del otro. Esta etapa comprende un lapso no superior a un año a partir de su acuerdo.

El Segundo  Período,  está relacionado con el paso  que logren  dar los docentes de un nivel donde se desarrolla el hablar del primer período, hacia otro donde se pueda hablar con criterio académico; es decir, a partir del manejo de concepciones teóricas, del análisis crítico, con fundamento en criterio o concepto que potencia la cuestión dada por el pensamiento sobre los diferentes temas del acontecer universitario, ya sea de orden académico, administrativo, de dirección de la universidad, de la globalización de la educación o de aspectos específicos de las áreas disciplinares. Aquí  se pretende contar con sujetos que van más allá de lo descriptivo de los problemas comunes de los saberes, de la experiencia cruda o exageradamente empírica a lo sustancial del desarrollo conceptual, la abstracción que sintetiza experiencias de conocimiento acumuladas en las teorías y disciplinas reconocidas por las comunidades académicas, ensayos cuyos planteamientos dan para pensar en lo antiguo, lo nuevo o lo venidero en una perspectiva diferente a las que aportan las elaboraciones de rigurosa sistematización y coherencia teórica y conceptual. Esta es una etapa que se propone cubrir máximo en tres años.

Finalmente,  y como desarrollo continuo del proceso hasta aquí relacionado, un tercer nivel, que no tiene que ser el último,  donde se cuenta con un escenario de estudio, investigación, discusión y publicación. Allí es posible considerar aun teniendo dudas, que existen los elementos  esenciales para la calificación como universidad madura, con procesos permanentes de generación de conocimiento, resultados de la ejecución constante de proyectos de investigación, demostrando su trascendencia en la sociedad, en las organizaciones, en los procesos  de desarrollo del arte, la filosofía, la ciencia, la tecnología y la cultura, a la par que la presencia de un nuevo modelo pedagógico que garantizará, en términos prácticos de sus virtudes y desaciertos, pero sobre todo de una impronta particular elaborada en una universidad específica que nos gustaría fuera la UCEVA.


[1] FLOREZ OCHOA, Rafael. BATISTA J. Enrique. (Bogotá-Colombia, 1986.) Modelos Pedagógicos y Formación de Maestros. Revista Educación y Cultura No 7. FECODE. p. 6-11. 
[2] DE ZUBIRÍA S. Julián. (Bogotá – Colombia, 1994.) ¿Qué son los Modelos Pedagógicos? Tomado de: Tratado de Pedagogía Conceptual. Fundación Alberto Merani. Páginas 7-9, 38-41, 52-55.
[3] He aquí una especie de vicio tautológico que no permite someter a discernimiento aquello que se intenta definir en la medida que lo “define” con la misma palabra que enuncia la pretendida definición. A la pregunta ¿qué es un modelo pedagógico? ha respondido: es un modelo. Tal forma de definición falta de argumentos para establecer una propuesta de definición.
[4] Ejercicio hecho con estudiantes y profesores de todos los programas académicos de la institución donde se les dispuso las políticas trazadas por los directivos de las facultades y mediante un proceso de su discusión, éstas fueron reformuladas (marzo-abril de 2005).
[5] Una ampliación de la idea de los puntos de encuentro Cfr. SÁNCHEZ C. N.A. (Colombia, 2003). La universidad entre aconteceres y acontecimientos. Unidad Central del Valle del Cauca. Páginas 75 – 84.  
[6] Indudablemente retomamos la nomenclatura iniciada por Díaz M. Obra citada. La diferencia es que llamamos
integrante y lo representamos con la letra i minúscula.
[7]  Para este caso retomamos los conceptos de Modelo Pedagógico Agregado (MPA) y Modelo Pedagógico Integrado (MPI), Cfr. Díaz, Mario. (Bogotá – Colombia, 1986) Los modelos pedagógicos. Revista educación y cultura No 8. Páginas. 45 – 66.

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